A GALOPAR
Estoy en eso que se podría llamar un plácido período de vacaciones, pero
yo lo traduzco en cinco días de tiempo “libre” que me consumen. El primer día
dormí mal, venía de compartir suelo con las aliadas de la Caravana Abriendo
Fronteras y mi cama me pareció dañina, en mi subconsciente creo que me abrumaba
dormir de forma tan confortable a sabiendas de la cantidad de personas que
habitan este mundo que no lo hacen, pensaba en ello supongo.
Tampoco concilié bien el sueño la segunda noche,
a las pocas horas la espalda me mataba, tengo la pierna izquierda sutilmente más
larga que la otra y pensé que tantos días de caminar en sandalias bajo el sol
me habían lastimado un poco, la tesis parecía sólida pero la verdad es extrañaba
profundamente a mis compañeras a todas, cada grito, cada momento de no
resignación.
Al tercer día comer me parecía grotesco, me
encanta cocinar y pensaba en el arroz del Cara de Mineo y en el pan que sobra y
en el pan que falta en el mundo. El cuarto día fue más lamentable aún, un suicidio
por un desahucio, aún sin casa propia tengo donde caerme, amistades, familia…
pero no pocas veces he caído en las garras de la tristeza propia y ajena así
que pensé mucho en él, sin conocerlo, por puro miedo, supongo… imposible dormir
ni dos horas, el dolor de espalda me recorría también la pierna.
Cuarto día y me invitan a participar en un grupo
por la Acogida Digna de la personas migrantes, en tránsito y en búsqueda de
refugio, parece bueno, nos estamos organizando, nos ayudamos, cada vez parece
que somos más, pero las barcas no paran de llegar al mar de Alborán y por la
tarde veo en las noticias como se demoniza a los manteros y se legitima al
racista… la gente bronceada sigue tomando cañas en las terrazas sin dedicar un
segundo a comentar la barbaridad silenciosa que acecha. Decido pasar la tarde
en la biblioteca, para mí un lugar de sosiego, leyendo a Primo Levi.
Hoy, ya es hoy y me despierto con la terrible noticia
de que el senado argentino dice no a la ley del aborto y deja a las mujeres con
una ley del año 1921. El cuerpo me duele horrores.
Se acabó el letargo, cinco días para saber que
somatizo al mundo que se avecina, que me ataca el dolor de espalda cuando oigo con impunidad como nos hieren, nos
echan a las hienas… desde mi posición de mujer, de clase trabajadora, de nación
oprimida pongo la voz en grito desde el privilegio que tengo como occidental y
sólo escribir esto y compartir tristezas e injusticias me alivia el daño del
cuerpo. Decididamente no estoy hecha para grandes gestas, sudo mucho cuando
hablo en público, me siento insegura en mis letras, en mis palabras, en mis
pensares… pero no puedo mantenerme al margen porque enfermo.
Hoy siento una clara amenaza, me hablan las “Voces
del extremo” y los lomos de los libros que reposan en los estantes de la biblioteca,
me dicen cosas que a veces no entiendo pero la palabra guerra retumba nítida en mis cavidades, el mundo como
es no puede ser…
Hoy más que nunca tomemos las calles, tomemos el
espacio que nos está siendo extirpado, tomemos el mundo porque el mal nos ha
arrebatado cada centímetro de nuestro legítimo suelo, de nuestra legítima casa,
de nuestro sol, de nuestros cuerpos, del aire, de la paz paz, de nuestra comida… de nuestra memoria- a la que
ellos llaman historia. Así que sin más ¡tomemos todo ya! Descolonicemos al mundo del mal, del
estrago, de la iniquidad que esconde el egoísmo más absoluto bajo postulados racistas, fascistas,
machistas, colonialistas, economicistas... La voracidad
del tener por encima de las demás personas, la superioridad, el azote del egoísmo está
llegando, lo vemos llegar, como cucarachas del subsuelo están tomando todo,
hacen alianzas con el poder y sangran al pueblo. Se instalan en nuestro salón,
ocupan las pantallas, las emisoras, los trenes, los congresos y se esconden en
los meaderos de perros con máscaras de vecindad, expanden su discurso de odio,
su embuste y nos intentan dinamitar, dividir, fracturar. Pero nosotras somos
más. Lo saben, nos temen, nos quieren dividir, nos quieren adormecer, callar, someter… pero seguimos siendo más. Nuestras alianzas son ancestrales, nuestra fuerza
hará desquebrajar la trama. Un salto al unísono de la clase trabajadora
haría temblar el mundo.
El gesto níveo de cada día, las argumentaciones
pacientes con las personas que nos rodean, la denuncia elegante diaria de las
actitudes de menosprecio, de insolidaridad y en definitiva de hilaridad no
basta. No nos escuchan, nos ningunean, tienen la maquinaria engrasada para obligarnos
a la afasia; ahogan a diario, asesinan a diario, no suponemos ninguna amenaza
mientras no seamos contundentes, organizadas y resistentes. Tenemos la fuerza
de la razón aunque en ella a veces habiten monstruos.
No seamos inocentes esto es la guerra, ya viene y
estamos muy cerca de perder, sólo nuestros caballos cuatralbos la podrían enterrar en el mar. Pero están cerca, nos
tocan, nos asfixian, queda poco tiempo, así que a galopar.
Sira Ruiz Nogales
Inspirador. Preciosas palabras para empoderar y continuar. Gràcies pels sentiments escrits. No defalleixis. Si tu caus jo caic...
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